Elección concertada de diputada
Manuel Padilla Muñoz.
Chapulines”, traidores y cómplices de la megadeuda de Coahuila ahora buscan una diputación local para integrar el Congreso del Estado. Los “chapulines”: la regidora Leticia Castaño y el regidor del PRIAN, Luis Gurza que los panistas consideran -con justa razón- un traidor al dejar el PAN para sumarse al PRI a cambio de una regiduría o una diputación. Los precandidatos del PRI que fueron diputados en la pasada Legislatura y votaron a favor de legalizar la mega deuda son: Verónica Martínez, la consentida de Rubén Moreira que será candidata en el Distrito 6, Shamir Fernández y Francisco Tobías Hernández.
Nos aterroriza pensar que van a ganar la mayoría de las cuatro diputaciones que corresponden al municipio de Torreón porque, analizando y comparando las listas de pre candidatos del PRI y del PAN, las dos principales fuerzas políticas en Torreón, se nota que la elección ya fue concertada para favorecer al PRI, el partido en el poder en el Estado. Y, seguramente, tal concertacesión fue ideada y llevada a cabo por el propio gobernador Rubén Moreira para que su partido, el PRI, gane de todas todas. Cuando menos en Torreón.
El análisis presenta una evidencia más que evidente. Si el PAN tiene entre sus filas a buenos y excelentes candidatos, ¿por qué postular en Torreón en los cuatro distritos a desconocidos y otros de muy bajo perfil. La de mejor personalidad como candidata es la ex síndico de vigilancia, Natalia Virgil Orona. Dentro de la lógica política, ¿por qué dejan fuera a personajes como Jorge Zermeño, Jesús de León Tello, Rodolfo Walls Aurioles, Carlos Bracho -el mejor candidato de todos-, el ex alcalde José Ángel Pérez y hasta José Miguel Batarse Silva, dirigente municipal del PAN?
Por los cuatro distritos que corresponden a Torreón, los pre candidatos priistas, que seguramente por la “línea” del gobernador, serán candidatos, son: la regidora Leticia Castaño Orozco, el ex panista y también regidor Luis Gurza, y la ex diputada Verónica Martínez. Esta última, como diputada tuvo una muy gris actuación y fue cómplice de la mega deuda moreirista al legalizar dicho adeudo histórico en Coahuila. Ahora, nuevamente busca una curul. Piensa que el pueblo de Torreón no tiene memoria social.
El bajo perfil político de estos aspirantes contrasta con el muy bajo perfil de los candidatos panistas. La elección está planeada para que ganen los priistas. Pero, ¿quién es capaz de lograr un acuerdo de esta naturaleza? Sin duda alguna, consideran nuestros analistas, el gobernador del estado que de esta manera prepara su salida.
Sin embargo, no es tan fácil. El PRI enfrentará en su contra una división interna y un claro rechazo en el exterior. En su seno porque no están los que deberían estar y que muchos méritos tienen para ser candidatos quienes consideran a los aspirantes reciclados “arribistas”, “chambistas” y lambiscones. Al exterior, entre el grueso de los votantes, el PRI podría resentir el rechazo por la mega deuda, la funesta actuación del ex alcalde Eduardo Olmos Castro que dejó a Torreón totalmente destrozado y saqueado, y la carencia de obras de la actual administración estatal.
Desde esta óptica, los analistas políticos consideran que el PRI de Rubén Moreira tendrá que invertir muchos millones de pesos en sus candidatos y utilizar -lo que de hecho ya están haciendo- los programas sociales para promocio- nar a sus candidatos. Ya hasta en los spots televisivos aparecen sus candidatos, lo que debe ser una violación a la ley electoral por adelantarse a los tiempos. Pero, el gobierno controla al IEPEC y sus órganos de “impartir justicia electoral”. Si “ya está todo cocinado”, ¿para qué ir a votar?
¿Habrá transparencia en Torreón?
En nada le ayudan los ediles al alcalde Miguel Ángel Riquelme Solís; al contrario, lo exhiben como un mentiroso. Hace poco declaró el presidente municipal, enfático, que quiere que el municipio de Torreón sea líder en transparencia en Coahuila. No lo ha logrado todavía pero cuando menos manifestó la intención. Debemos darle, pues, unos meses más con el beneficio de la duda.
Sin embargo, ahora los regidores determinaron que las reuniones de las comisiones del cabildo serán secretas, a puerta cerrada, que no permitirán la asistencia de los ciudadanos, vaya, ni siquiera de los medios de comunicación ni fotógrafos. Todo en lo oscurito, en secreto, pues, que nadie se entere lo que tratan porque discutirán los asuntos del municipio y ya los someterán al “mayoriteo” priista que los autorizará. ¿Tiene el pueblo derecho o no a enterarse de los asuntos públicos más importantes del municipio? Claro que sí, si se quiere ser honesto, transparente, así debería de ser. Es más, las sesiones de cabildo deberían ser transmitidas en vivo por televisión para que los ciudadanos se enteren de todos los problemas de nuestra casa grande que es la ciudad.
El problema es que nos daríamos cuenta que los ediles del cabildo son unos ineptos e ineficientes que no saben gobernar y aprobar soluciones que beneficien al pueblo y a la ciudad. Por su opacidad, seguramente buscarán beneficiarse con negocios para ellos y sus partidos. Por eso quieren hacer las reuniones en secreto. Solamente de esta manera se entiende por qué esa secrecía.
La historia es cíclica
La historia es cíclica, se repite periódicamente. Por eso debemos aprender de ella, conocerla para no cometer los mismos errores. Sufrimos ya las consecuencias de las acciones antipatrióticas de Ernesto Zedillo cuando reformó el artículo 28 constitucional para privatizar los Ferrocarriles Nacionales de México que, finalmen- te, quedaron en manos de empresas transnacio- cionales, para quedar como lo eran antes de la Revolución Mexicana, en el porfiriato.
En ese entonces, el presidente prometía “el cielo y las estrellas” para que se le autorizara la privatización de los ferrocarriles, lo que logró, merced a las promesas engañosas de prosperidad para el pueblo pero de jugosas ganancias para las empresas extranjeras, en una de las cuales trabaja ahora el ex presidente Ernesto Zedillo.
Quince años después, en la actualidad, el suceso se repite pero ahora en el sector energético, es decir, principalmente en Pemex. Es exactamente lo mismo que hizo Zedillo lo que está haciendo Enrique Peña Nieto: engañar al pueblo con promesas que generarán mejores y mayor número de empleos, mayores salarios, disminución de precios de los energéticos (gasolina y gas, entre otros) pero que, seguramente quedarán igual que las promesas de Zedillo, incumplidas, a cambio de entregar nuestra riqueza, el petróleo, que se supone es propiedad de los mexicanos, a las grandes empresas internacionales.
Si es cierto que los mexicanos, todos, somos dueños del petróleo, la lógica indica que los mexicanos debemos decidir si se autoriza la virtual privatización o no. ¿Cuándo nos preguntaron eso? Porque jamás hubo una encuesta nacional. Lo anterior significa que el gobierno de Peña Nieto teme a las decisiones del pueblo mexicano.
Podrán argumentar que lo hicieron a través del poder legislativo, los diputados y senadores que, se supone nada más, son nuestros representantes.
Pero esto tampoco es cierto porque nuestros supuestos “repre- sentantes populares” jamás pidieron nuestro consentimiento, lo que nos lleva a suponer que votaron la propuesta peñista de acuerdo a sus intereses personales y de partido. Y, estamos casi seguros, no lo hicieron gratuitamente. Deben haberse agenciados millonarias ganancias por esa docilidad al presidente.
Dentro de 15 años, probable- mente volvamos a ver un artículo similar al que comentamos donde sabremos que, de las promesas del gobierno de Peña Nieto, ninguna se cumplió. No hubo más y mejor paga- dos empleos. Ni los energéticos baja-ron de precio, por contrario, subieron.
El hombre es el único animal que tropieza con la misma piedra.
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